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domingo, 31 de mayo de 2015

Capitulo 9 "My Agent

Capítulo nueve: Libros. 

Seguí corriendo, si hubiera tenido mi permiso de espionaje y mi certificado policial conmigo, hubiera parado a cualquier conductor para agarrar su auto y luego devolvérselo, como en las películas, era divertido hacerlo. Pero no lo había traído. Siempre debía llevar mis papeles conmigo, pero supongo que no pensé en eso. Si lo hacía sin mi permiso, resultaría ilegal. Así que simplemente seguí corriendo.
Llegué agotada a la escuela, era de noche y estaba solitaria, tenía un aspecto tétrico y tenebroso. Y no había nadie, ya se habían ido. Seguramente estaba exagerando y hoy nada sucedería.
Respiré agitada, había corrido mucho. Miré a todos lados, burlar la seguridad aquí era fácil.

— Seguramente no paso nada, dejaste a Patricio solo sin razón. ¡Buena esa Sheyla ! – Hablé par mi misma y pensé por unos segundos, ¡Claro! Las cámaras de seguridad.

Corrí rápidamente, de nuevo, revisé la escuela asegurándome de que no hubiera ningún sospechoso o testigo, aunque, a decir verdad, no creo que hubiera alguien en una escuela a la una de la madrugada. Subí hasta el cuarto de cámaras, ¿En serio tenía contraseña? ¿Qué? Oh vamos, ¿Por qué para ver los videos de seguridad necesitaba una maldita contraseña?
Frustrada di un golpe a la maquina. Una idea apareció en mi cabeza y rápidamente violé el sistema de seguridad, ¡Qué tonta! Me había preocupado por nada, ya que me habían enseñado a violar, hackear y curiosear en sistemas. Mi entrenamiento había sido muy completo.

Puse el vídeo en cámara rápida y no noté nada raro. Hasta que apareció una cabellera rubia, larga. Se veía desde arriba, por lo tanto no pude notar su maldito rostro. ¡¿Cómo ponen cámaras tan arriba?! Incompetentes. ¡Touche! Ahí estaba Antonio junto a la chica rubia. Se dieron un… ¿Beso? Sí, eso, un beso. Y se marcharon. Por otras cámaras pude ver como se marchaban en un auto, le di zoom. Pero no, la placa no se distinguía. ¿Será el carro de él?

Tomé mi Iphone, llamaría a Péter. Quince llamadas pérdidas, ojitos Sexys Parodi. Mi corazón se oprimió al saber que lo había dejado solo. La frustración se hizo aún más presente y di un fuerte golpe a la pared, maldita sea la hora en la que no acepté el auto común que Peter me había ofrecido para empezar. Con un auto todo hubiera sido más fácil. Tomé las cintas, como evidencia y marqué a Peter.

— Sheyla, ¿Pasó algo? ¿Tienes evidencia? ¿Hubo otro secuestro?

— No estoy segura de si fue un secuestro, estoy en la escuela, Antonio, una de las víctimas, faltó a la fiesta. En la cámara de seguridad aparece yéndose con una rubia, delgada. Las cámaras están ubicadas desde un ángulo que no permite verle el rostro. Se van en un auto negro. No llegué a tiempo, tuve que irme a pie. Te enviaré las cintas por correo, manda a que las analicen. Necesitaré un equipo que rodee la ciudad buscando al chico, no podemos perder tiempo, sólo tenemos tres días para encontrar su escondite, o tendremos que esperar a la próxima semana.

— Sheyla sé que estás afligida, tranquilízate, hiciste lo que pudiste. Aunque te dije que usaras un auto normal en tus primeros días. No importa, ya el domingo te enviaremos un auto equipado con los artefactos de espionaje. Recuerda que eres una de las mejores agentes y que no según lo que vemos, no estamos tratando con un secuestrador profesional.

– Si, si hubiera sido profesional hubiera tapado las cámaras y se reuniría con la víctima en un lugar más privado y menos sospechoso. Pero… - Fui interrumpida por unos pasos, la seguridad seguramente, ya habían escuchado. – Chao Pet, mañana te llamo.

Me asomé por la puerta y oí atentamente para saber de donde provenían los pasos, sí, la seguridad. Venían subiendo.
Piensa rápido Angie, piensa. No tienes tu permiso, así que fácilmente puedes causar alboroto, así que… ¿Qué hago? Ya sé, ¡La ventana!
Dejé el sistema como lo había encontrado. Me asomé levemente y estiré un pie hasta tocar la rama del árbol más cercano, di un pequeño salto y me sostuve firmemente. Bajé sin problemas, balanceándome por las ramas, hasta llegar al piso. Mi pie se dobló con un movimiento raro.

— Maldito pie. – Susurré y sentí un raro dolor. Una gota llegó a mi nariz, lluvia. Miles de gotitas empezaron a cubrir mi cuerpo. Aún con dolor en el pie salí corriendo. Tenía que salir de esa escuela. Burlé a la seguridad de la puerta, de nuevo y me senté en una calle.

Estaba sola, un poco lejos de casa, mojándome. Sin carro, sin sombrilla, sin solución a mi misión y sin… Patricio.
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Suspiré poniéndome una toalla en mi cabeza, anoche había llegado muy tarde, así que decidí bañarme ahorita, en la mañana, bueno, tarde, ya que eran la 1:30 pm.
Tenía una camisa extremadamente corta, que quedaba más arriba de mi ombligo pero más debajo de mis senos. Un short también corto. Estaba en mi casa, estaba cómoda así. Mandé a un agente a llevar las cintas al correo, para que Peter las mirara cuando llegara. Unos doce policías recorrían la ciudad en busca de Antonio y posiblemente “Alexandra”. Y unos tres detectives buscaban pistas. Había dado la orden de que rodearan la escuela con cámaras escondidas, en todos los ángulos. Desde el estacionamiento hasta los salones y pasillos.

El timbre sonó, abrí los ojos como platos, ¡Había olvidado totalmente que Parodi vendría hoy a hacer el trabajo! Subí corriendo las escaleras y me coloqué la peluca, la acomodé y puse un poco del maquillaje especial. Corrí de nuevo hacía la puerta y sentí una punzada en el pie. Abrí rápidamente la puerta agitada y ahí estaba él, perfecto, como siempre.

— Parodi. Pasa – Sonreí.

— Moon. – Dijo con un tono que no distinguí, entrando. Me miró de arriba a abajo - ¡Wow! Tienes muy buen cuerpo Moon.

— ¿Ah? – Pregunté y bajé mi mirada para verme a mí misma, ¡Dios tenía una mini camisita y un mini short! La vergüenza se apoderó de mí e iba a salir corriendo a buscar un suéter, pero el dolor punzante volvió a mi pie y me tambalee. Rápidamente Patricio me agarró.

— Creo que te encanta estar en el piso, si no fuera por mí te hubieras dado más de un golpe. – Sonrió él y yo seguía avergonzada, asentí levemente y tome mi tobillo. - ¿Te duele el pie? Dios, Moon, tienes mala salud. Deberías ir al médico.

— Estoy bien, tranquilo. – Sonreí y me sostuve de su hombro para enderezarme. Con una mano tapé mi panza, cubriéndome. Él me pasó su suéter y me lo puso. Lo vi sorprendida. Al diablo con todo lo que decían de Patricio, no podía creer todo lo que decían de él. Conmigo era muy caballeroso. Más conmigo que con Moon, pero últimamente me ayudaba mucho también como Moon.
— No voy a dejar que subas las escaleras corriendo, puedes usar mi suéter. – Sonreí y él me tomó de la cintura, lo guíe hasta la biblioteca de la casa. – Por cierto, que linda es tu casa.

— No es mía. – Dije y me mordí la lengua, no estaba mentalizada a decir que esta era mi casa. Él me miro expectante. – Es decir, es de mis padres. – Reí nerviosa y él sonrió.

— ¿Qué paso con los anteojos?

— Nada, los tengo arriba. ¿Empezamos?

— Bueno, ¿Qué libro escogeremos? – Preguntó. Agarrando un montón de libros, como si fuera su casa, agarraba confianza rápido.

— Que tal si escogemos uno de espías, con acción y algo de drama y…

— ¿Espías? Oh vamos Moon, eso es muy irreal. Quiero tocar un tema real, algo que pueda pasar, si quieres acción y drama, podemos usar temas de detectives, son más reales que los espías.

— ¡HEY! Los espías claro que existen, son muy eficientes y es muy difícil ser uno, tienes que pasar un millón de pruebas y…

— Creo que estás viendo muchas novelas Moon. Eres muy rara, ¿Sabes?

— Si, lo sé. – Suspiré y callé. Obviamente casi había hablado de más, cuando toqué el tema de los espías. - ¿Y si leemos éste? Trata sobre el cáncer y…

— No, esos son temas que no me gustan tocar. – Desvió la mirada y yo lo seguí viendo fijamente.

— Bueno, y si lo hacemos sobre éste, trata sobre una pareja, qué se disuelve porque ella le miente, pero tenía muy buenas razones para mentirle. – Dije cambiando el tema, tenía ganas de meterme, pero no quería incomodarlo.

— ¿Cómo termina? A decir verdad yo no la perdonaría, la mentira es lo más horrible que existe, odiaría a cualquier persona con la que me involucrara y ella me mintiera. – Tragué saliva fuertemente, escuchándolo decir eso. Él me odiaría si se enterara, pero él nunca se va a enterar. Yo simplemente, un día, me iré. No es que me importara demasiado, a decir verdad Patricio despertaba unas raras sensaciones en mí, no podía decir que era “Amor” pues apenas lo conocía de unos seis días. Pero había una atracción. Sin embargo, en este trabajo, ya estaba acostumbrada a dejar y encontrar gente. Aunque la simple idea de que Pats tuviera muchas mujeres me carcomía por dentro.

— Pues termina en una fiesta, se vuelven a ver después de mucho y ella lo disculpa.

— Ah, una fiesta... – Solté el libro y sorprendida lo miré, su tono había vuelto a ser triste. Como cuando nombre el cáncer.

— ¿Qué paso Patricio?

— Nada que te importe.

Abrí los ojos sorprendida, otra vez estaba antipático, pero ¿Será por la situación de ayer? Tomé su rostro entre mis manos e hice que me mirara.

— Patricio, sé que no somos amigos, pero tú me ayudaste ayer cuando me desmayé, déjame ayudarte hoy.

— No es nada Moon, sólo qué… Quería que ayer fuera un día muy especial. Invité a una chica, que por cierto tiene tu mismo nombre, a la fiesta de Sully y ella… salió corriendo de repente, como si estuviera asustada. Como si ocultara algo. Me dolió que luego no contestara ninguna de mis llamadas. Quedé preocupado, pero a ella simplemente no le importó.

— Pero seguramente debió haber tenido una muy buena razón, tranquilo.

— Es que no entiendes, ella, ella es la primera chica que llama tanto mi atención. Es diferente. Sus ojos revelan todo y a la vez nada. Es más… Sus ojos son como los tuyos, es muy extraño. – Sonreí nerviosa, él ya estaba notando algunos parecidos. Él apartó mi mano de su rostro. – Lo siento, hablé de más. Ya tengo que irme, adiós Moon, por cierto, de nuevo, lindo cuerpo. No sé para que en el instituto te veas tan… Diferente, pero lo pensaré dos veces antes de volver a decirte plana. – Rió y yo reí con él, no me molestaba ese comentario.

— Patricio, ¿Quieres un libro de detectives? Podemos hacerlo sobre “Nomeolvides” de Sienna Anderson. – Él sonrió y asintió, lo acompañé hasta la puerta, medio cojeando y me despedí de él, intenté darle su suéter pero él dijo que me lo quedara, que no importaba. Quedamos el miércoles en su casa.

Coloqué los libros en su lugar, leer era tan fascinante. Es adentrarse en una historia y vivirla, tal y como si estuvieras en ella. Muchas veces quisiera poder vivir una de las tantas historias de los libros, pero eso no iba a ser posible. Después de todo, mi vida está programada para ser una agente siempre. No tenía tiempo para nada más. Pero sin quererlo, Patricio se estaba adentrando cada vez más y más en mi tiempo, en mi mente y, aunque me costara admitirlo, en mi corazón.

Chicas e cambiado personajes ahora son sully angie Natalie Meli y L a peque mejor que son mas amigas de shey shey 

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