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domingo, 31 de mayo de 2015

Capitulo 23 "Bad Girl "

Capítulo 23:

Shey: -¡Negativo! Desgraciado papasote ¿Con qué así quieres jugar? Veremos quien juega mejor.
Salí del baño y tomé un taxi.
Shey: -Asilo de ancianos de Hireside 16, calle principal.
Me dirigí hasta aquél lugar, era obvio que Patricio iría a buscarme ahí, ya tenía un plan.
Llegué y entré. Busqué a Nat.
Nat: -¡Regresaste!
Shey: -Me escapé ¿Ha venido Patricio?
Nat: -No ¿Por qué?
Shey: -Luego te explico, el muy maldito anda queriéndose pasar de inteligente conmigo. Vendrá dentro de breve, debes fingir que te conté que estoy embarazada y estoy super deprimida.
Nat: -¿Qué?
Shey: -¡Sólo házlo!
Pats: -¡Buenas tardes!
Shey: -Nat, dime que trae ropa puesta.
Nat: -Una muy graciosa- soltó en risa, yo me volteé.
Shey: -¡Oh por Dios!- moría de la risa, traía puesta la ropa del chofer, el uniforme- Patricio, pero qué indecente eres ¿Qué hiciste allá adentro con el chofer?
Pats: -¡No es gracioso! ¡Nos vamos!- me tomó del brazo.
Shey: -¡Suéltame!
Pats: -Nat, adiós.
Me tomó con fuerza y me haló hasta la limo, me adentró en el asiento del copiloto y el subió al del conductor, la división de atrás estaba alta, traté de bajarla pero Patricio me detuvo.
Pats: -No creo que quieras ver lo que hay allá atrás.
Shey: -Descueraste al chofer, no lo dejaste embarazado ¿O si?
Pats: -Estás en problemas.
Shey: -¿Estamos?
Pats: -¿Estamos?
Shey: -Se te olvida que ya soy dos.
Pats: -Tienes razón.
Condujo hasta el apartamento, subimos y entramos. Me senté en el sofá.
Pats: -¿Tienes hambre?
Shey: -¿Qué me ofreces? ¿Carne y leche?- mojé mis labios.
Pats: -Pervertida- abrió el refrigerador- Hoy cocino yo.
Shey: -¿Me darás algun tipo de droga para suavizarme?
Pats: -No hago nada en contra de tu voluntad.
Shey: -¿Qué cocinarás?
Pats: -Te gustará ¿Quieres ver televisión?
Shey: -¿Se puede?
Patricio tomó el control remoto y encendió la televisión desde la cocina. Mientras él cocinaba yo repasaba todos los canales hasta que uno me llamo la atencion.
Reportera: ''La hija de Mariano Rojas y Jhoanna Rivadeneyra fue transferida al internado principal de Londres. Un internado para ricachones, donde van todas las niñas malcriadas, hijas de papi. Pero fue trasladada nuevamente al haber hecho un escándalo despues de haber hecho una fiesta prohibida dentro de una de las habitaciones, además hizo un espectáculo frente a todos los internos, tanto del internado femenino como el de varones, esto sin contar como introdujo las bebidas alcoholicas y logró infiltrar a los chicos del internado del internado que queda justo al lado tambien perteneciente a la familia Parodi, quienes han tenido una fama muy buena y una historia muy respetada por lograr enderezar mentes perdidas. Por ahora, la hija del empresario multimillonario se encuentra reclutada en un apartamento en el centro de Londres vigilada por varios guardaespaldas experimentados y por el más importante, el mismísimo Patricio Parodi hijo de los directores del internado. Caracterizado por ser estricto y muy cumplidor en cuanto a su trabajo...
Shey: -Demasiado- reí.
Reportera: -''Esperamos que esta niña proveniente de Las Vegas, tambien llamada la ciudad del pecado deje sus andanzas turbulentas''
Shey: -Bueno, hora de que yo opine. Obvio que soy hija de papi ni modo que de los árboles, aparte soy una leyenda, mira nada más como me catalogan-Patricio apagó el televisor. Se acercó a mí.
Pats: -Ven, mi bestia y mi mini bestia- me tomó en sus brazos y me sentó en el comedor.
Sirvió una comida deliciosa y comenzamos a comerla. Una vez que finalizamos volvió a tomarme en sus brazos y me llevó a la habitación.
Pats: -¿Quieres que durmamos en la tuya o en la mía?
Shey: -¿No estás molesto por lo que hice?
Pats: -Creo que con lo que te darás cuenta no habrá necesidad de buscar vengarme.
''Eso es lo que crees'' pensé.
Shey: -En la tuya.
Patricio  me recostó en su cama y comenzó a besarme suavemente.
Shey: -Recuéstate, quiero que hablemos.
Se recostó y me miró.
Pats: -Dime.
Shey: -Creo que...tendremos un bebé.
Pats: -Tambien lo creo.
Shey: -¿Cómo lo llamaremos?
Pats: -Más bien deberíamos pensar como decirles a nuestros padres.
Shey: -Ni te molestes por eso, ya las mande por fax a mis padres y los tuyos la prueba de sangre ¡Ya saben que serán abuelos!- dije emocionada.
Pats: -¡¡Que hiciste que!!
--------------------------------------------------------------------------------------------------JAJAJAJAA SHEY SHEY MALA MALA CON PATS ESO TE PASA POR MENTIR PATS AHORA 
CHIQUIS ya que son tan intensas bajare mas seguido Bad Girl gracias por leer lindas ahy pongo el 24 besotes las quiero 




Capitulo 11 "My agent "

Capítulo once: Sacrificio y Secretos. 

Me acerqué lentamente a él y me agaché a su altura. Su espalda recostada de la pared, sus rodillas contra su pecho y su rostro acunado entre sus piernas, las lágrimas recorrían sus mejillas.

— Patricio… - Levanté su cara y la tomé entre mis manos, me miró fijamente. Sus ojos Marones tenían un suave tono rojizo por el llanto, estaban hinchados y sin su brillo, tan peculiar de él. Rápidamente apartó mis manos de su rostro, con un movimiento brusco se levantó y limpió sus lágrimas. Se encaminó hacía el ascensor — ¡Patricio! – Exclamé de nuevo, pero él me ignoró. - ¿Qué te sucede?

— ¿Qué te importa a ti lo qué me pase a mi? ¿Por qué mejor no sales huyendo cómo acostumbras hacerlo? – Preguntó con rabia, impactándome. Llegó el ascensor y vi lentamente como se subía, para luego desaparecer tras las puertas mecánicas. Suspiré.

Es lógico que estuviera molesto, lo había dejado solo en la fiesta, justo cuando me decía palabras tan lindas. Lancé una última mirada al ascensor y pensé en perseguirlo, olvidarme de la maldita misión y preguntarle qué le sucedía. Estar ahí para él, darle mi hombro para que pueda llorar. Pero no, las cosas no eran así. Me encaminé hacía la habitación de Gino , cada paso que daba era como una punzada de tristeza.

Me topé con la puerta y acerqué mi mano para tocarla. Ahí estaba Gino y debía interrogarlo, ahora. Era uno de esos momentos en los que sacrificaba cosas por su misión, en éste instante esas “cosas” tenían nombre.
Sacrificaba a Patricio por su trabajo. Pero no… Ésta vez lo que sería sacrificado era su misión, no Patricio, no ahora, no cuando la necesitaba. Miró la puerta por última vez y corrió en dirección al ascensor, apretó incontables veces el botón y éste por fin llegó.

Las puertas mecánicas se cerraron para abrirse a los segundos. ¿Dónde pudo haber ido Patricio? Corrí un poco más rápido y el dolor volvió a mi pie. Salí del inmenso hospital y me topé con una pequeña plaza al frente. Me acerqué a ésta algo agitada y lo vi ahí, en un banco, sus manos tapaban su dulce y angelical rostro. Tomé asiento junto a él y lo obligué a verme de nuevo, limpié sus lágrimas con mi pulgar y me acerqué más a él. Lo envolví en un delicado abrazo.

— Sé qué estás molesto, lo siento por lo de la otra noche, lo siento muchísimo. A su tiempo te explicaré porque me fui. – Susurré en su oído, apoyando mi cabeza en su hombro. Era verdad, lo sentía y mucho, pero obviamente esa explicación nunca llegará. – También sé qué quizás ahora no quieras hablar, sólo quiero que sepas que aquí estoy Patricio, si necesitas que te escuchen, soy toda oídos, si necesitas que te apoyen, estoy para apoyarte. Hay momentos en los que uno no puede seguir aguantando las lágrimas y el sufrimiento y necesita a alguien para desahogarse, sólo quiero que sepas que yo puedo ser tu alguien.

Me estrechó fuerte entre sus brazos y sentí que mi hombro se empezaba a humedecer. Me aferré a él, quería que supiera que aquí estaba, que podía confiar en mí.

—Sheyla, yo… No puedo con esto, ya no puedo. Necesito soltarlo. – Susurró, su tono débil y ronco retumbó en mis oídos, haciendo llegar un sentimiento de tristeza a mi corazón. Era raro que las personas tocaran mi corazón, pero él lo hacía con sólo murmurar unas palabras. Me separé un poco de él y tomé sus manos, él se aferró a ellas y lo animé a seguir. – Cuando era pequeño, mi padre murió, tuvo un accidente automovilístico, fue muy difícil para mi madre y para mí. Con mucho dolor, mi mamá tuvo que salir adelante. Se hizo cargo de mí, de la empresa de mi padre y de la casa. Ella se esforzó mucho, para que yo viviera con todas las comodidades del mundo, para que todo fuera como si papá nunca se hubiera ido. Sin embargo, ella sufría y demasiado, tenía que buscar una salida a ese sufrimiento y su salida fue el cigarro, era una fumadora compulsiva. Hace un año le diagnosticaron cáncer de pulmón, igual siguió fuerte y hacía como si nada pasara, pero yo sabía que algo pasaba. Se sobre exigió a ella misma y fue empeorando poco a poco. Tuvo una decaída muy fuerte y tuvieron que ingresarla al hospital hoy. Los médicos me dijeron que estaba empeorando y que tenía riesgo de muerte. Estoy… estoy destrozado. Más de una tarde tuve que salir del colegio corriendo, porque ella tenía decaídas, nunca le confié esto a nadie, odiaría que alguien me tuviera lástima, no quería la compasión de nadie. Sólo necesitaba soltar éste dolor. Era muy difícil tragarme las lágrimas y sonreír todos los días, siendo el chico perfecto en el colegio. Pero contigo siento que… No tengo que ser el chico perfecto, simplemente ser yo y nunca pensé en confiarle esto a alguien, pero llegaste tú y…

— Oh Patricio, yo no tenía idea de esto. Lo siento tanto cariño, pero te aseguro que ella estará mejor, se mejorará y saldrás de esto, mejor dicho, saldremos de esto juntos, puedes confiar conmigo, siempre, ¿Oyes? Siempre.

— Me hizo muy bien desahogarme Sheyla. Gra…cias. – Murmuró débilmente y yo me acerqué aún más a él, tomé su rostro en mis manos y apoyé mi frente en la de él. Nuestras narices rozaban y pude sentir su aliento chocar contra el mío. Lentamente presioné sus labios con los míos, él atrapó mi labio inferior. Este beso estaba lleno de dulzura, era delicado, lento, podía saborear sus labios y él los míos. Su lengua pidió permiso para entrar a mi cavidad bucal, le abrí paso y ladee mi cara para facilitar el beso. Nuestra lengua empezaron a jugar lentamente, mis manos se posicionaron en su cabello y sus manos descendieron hacía mi cintura, acercándome más a él. Todo era perfecto, hasta qué, por falta de aire, nos separamos.

Sentía un millón de emociones al azar, nunca en mi vida había besado yo a un chico, ellos siempre me besaban a mí, a menos que la misión meritara ser seductora y coqueta, pero aún bajo esas condiciones, nunca había anhelado tanto un beso como anhelaba besar a Patricio. Mis labios pedían a gritos los suyos. Él despertaba sensaciones en mí que yo misma desconocía.

Al separarnos él pegó su frente a la mía.

— ¿Sueles besar en la tercera cita? - Preguntó y me dedicó una sonrisa.

— Sólo si eres especial y si esto se puede considerar un cita. — Reí levemente. — Patricio, yo… Yo también sentí eso cuando te conocí.

— ¿De qué hablas?

— Esa conexión instantánea, si la sentí. – Él sonrió y yo lo hice junto con él.

— ¿Por qué viniste a la clínica? – Preguntó él levantándose y tomando mi mano, entrelazándola junto con la mía, yo también me levanté y empezamos a caminar. Su mirada se notaba un poco perdida, pero el beso había borrado cualquier señal de llanto.

— Es que… me dolía mucho el pie, sí, eso. – Mentí.

— Wow, a una amiga mía también le dolía el pie, ¿Cuál es el que te duele? Ella casi ni podía caminar, le dolía mucho el derecho.

— ¡Es el izquierdo! – Me apresuré a exclamar, él no notó mi nerviosismo y yo suspiré.

— Bueno Sheyla, si quieres vamos a la clínica y te revisamos el pie, supongo que no pudiste ir por mí.

— No, tranquilo, ve tu, tu mamá te necesita. – Sonreí y él me tomó de la cintura, acercándome más a su cuerpo.

— ¿Segura? – Asentí — Está bien hermosa, te llamo en la noche. Por favor, no más huídas ¿Si? Y se te agradece contestarme. Adiós. – Dijo dándome un beso en la mejilla. Y corriendo a la dirección contraria a la que nosotros caminábamos.

Suspiré y me acerqué al árbol más cercano, deslizándome por él y tocando el suelo. De ahora en adelante le tenía aprecio a esta plaza. Toqué mis labios acordándome del beso con Patricio, parecía una niña tonta, acabando de experimentar su primer beso.
Ya había besado a Patricio una vez, bueno, él la había besado a ella, pero este beso fue diferente, sentí algo nuevo, algo raro.

Mi expresión cambió al recordar lo de su madre. Con razón tenía esa mirada cada vez que hablábamos de algo relacionado con la salud.

--
— Soy muy delicado en los temas de la salud, es todo. – Murmuró con una mirada qué… no pude descifrar. Se levantó de la mesa, mientras yo comía un trozo de mi pastel.
--
— ¿Y si leemos éste? Trata sobre el cáncer y…
— No, esos son temas que no me gustan tocar. – Desvió la mirada y yo lo seguí viendo fijamente.
--

Oh, pobre. Sin embargo, siempre estaba sonriendo. No me sorprenden los días que me trató mal, tenía un justificante enorme para ello. Cuando salía de clases, no era por una chica, cuando no iba, no era por una chica. No… Era por su mamá. ¡Tonta! ¿Cómo escuchaste todos esos comentarios de él? Él no era como todos creían.

Y bueno, ahora sabía un nuevo secreto sobre Patricio. Capaz su misión se atrasó un poco, pero valió la pena. Él me necesitaba, me necesitaba mucho más en ese momento que cualquier otra cosa. Sonreí, mi sacrificio había servido de mucho.

Tomé mi celular, tenía una llamada que hacer, muy importante.

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MMMMM SHEY SHEY SE ESTA ENAMORANDO QUE LINDO PATS TENIA SU CORAZONCITO QUE TIERNO EL CAPITULO <3 
Amo esta foto por dios son tan perfectos los gorditos Primera Dama Y el capitan 

Capitulo 10 "My Agent "

Capítulo diez: Llanto. 

El sábado había transcurrido normal, luego de quePatricio  se fuera me dispuse a dormir, tenía sueño, demasiado. Estaba agotada.
El domingo, llegó mi auto nuevo, equipado con sistema de espionaje, pero estaban escondidos, de manera que sólo oprimiendo ciertos lugares, se podrían ver. 
Me dediqué a ocuparme de la misión. No había señales de Antonio, por lo que se añadieron algunos policías en la búsqueda. Me dirigí rápidamente a casa de las tres Milett  sospechosas, espié un rato y Milett Figueroa estaba en su casa. Millet bieber  no y Millet  Claret tampoco.
Realmente, no importaba si estaban en la casa o no, ya que aunque fueran ellas, podrían fácilmente tener cautivos a las víctimas, mientras ella iba y venía. Pero la noche de la desaparición era fundamental, porque era cuando ella entraba. Así que tenía que investigar más eso.


Me apresuré para ir a casa de Claudia, la chica de la fiesta. Me presenté como una detective y obviamente saqué la información que quería. Ella me daría la lista luego, ya que debía buscarla. Le pedí silencio y ella, supongo, lo mantendrá. Ya había descartado totalmente a Hidalgo, ya que Claudia afirmó verla en su fiesta, es más, fue una de las últimas en irse. Pero a las otras dos no se acordaba si las había visto.
Para su mala suerte, Hidalgo y fuster eran catiras, Claudia no. Sin embargo, puede usar perfectamente peluca.

El día transcurrió en eso, me di un espacio para comer y luego ayudé en la búsqueda. Nada de Patricio por hoy. No volvió a llamar.

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Peiné mi peluca, estaba en mi nuevo auto y era, realmente, muy satisfactorio no tener que caminar.
Estacioné y vi que había gente amontonada. Corrí ligeramente cojeando un poco. Llegué y noté que la mayoría de los alumnos estaban fuera de la escuela y que los oficiales cerraban el colegio.

— ¿Qué sucede? – Pregunté a uno de los alumnos.

— Es Antonio, es la cuarta víctima de un secuestro. Cierran el colegio porque están preocupados, han alejado a la prensa.

— Pero Antonio ¿Está bien?

— Si, sólo que tiene sobredosis de pastillas. Está un poco delicado. Por lo que escuché.

Asentí y agradecí, para luego correr. Necesitaba la escuela abierta, frenarían la mayoría de mis investigaciones. Era mi caso y los oficiales no podían oponerse. Me adentré entre la multitud y pasé la cinta amarilla que dictaba precaución. Los policías tomaron mis brazos y empezaron a balbucear cosas a las que no presté atención. Alejé sus manos con un brusco movimiento y los obligué a seguirme.

— Niña no puedes entrar aquí.

— Oficiales, con todo respeto ustedes son los que no deberían interferir. – Mostré mis distintas placas y permisos. Me vieron expectante y asegurándome de que nadie me viera, me retiré la peluca, los anteojos y quité el maquillaje con las manos. – Soy Sheyla Rojas  y manejo este caso, no necesitaré su ayuda a menos de que sea un caso muy urgente. Si cierran el colegio detendrán mi investigación, ya que suponemos que él o la secuestradora está en la escuela. Ahora retiren su equipo y denme la ubicación del hospital.

Los oficiales me escucharon detenidamente y asintieron apenados por interferir. Dejaron claro al director que no se preocupara, que tenían personal infiltrado.

Me apresuré a los baños y me cambié, quedando totalmente como Sheyla Rojas . Quité los restos del maquillaje especial y me decidí a ir al hospital. De repente noté como los alumnos entraban, mis órdenes de no cerrar la escuela habían sido acatadas.
Busqué con la mirada a Parodi, pero no, no había venido. Así que me dispuse a apresurar el paso para que nadie me reconociera.

Bajé y pasé al gran hospital.

— Perdone señorita, ¿La habitación de Gino Pessaresi?– Pregunté a una enfermera.

— Lo siento, el paciente no acepta visitas. – Dijo desinteresada, hasta que le mostré mi placa y me dijo el número de habitación.

Tenía un leve enojo, al pensar que Patricio pueda estar en los brazos de alguna perra. No me llamó en todo el domingo y ahora falta a clases. Tal vez sea porque llegó tarde o simplemente está molesto conmigo como para llamarme, quizás la que erró fui yo al no contestar sus llamadas. Pero sentí que le haría daño si lo llamaba. Estaba involucrándolo en una mentira y no quería eso. Tal vez, sólo tal vez, me fui demasiado lejos con esto de Patricio y las dobles personalidades. Pero es que despertaba tanta adrenalina en mí.

Y ahí fue, cuando justamente, al parecer llamado por mi pensamiento, apareció Patricio. Estaba recostado de una pared, en el piso, llorando. ¿LLORANDO? ¡Oh por Dios! ¿Qué le sucedía?
Yo no era la única que tenía secretos, él también debía tener uno. Lloraba en silencio, pero cada lágrima era una pequeña daga que se clavaba en mi corazón. No soportaba verlo así, no podía verlo llorar con tanto sufrimiento.
Me sentí como una basura, yo juzgándolo y él sufriendo aquí, pero ¿Por qué?
Me acerqué lentamente a él y…

AHORA QUE PASARA HUY SHEY SHEY !!! 

Capitulo 9 "My Agent

Capítulo nueve: Libros. 

Seguí corriendo, si hubiera tenido mi permiso de espionaje y mi certificado policial conmigo, hubiera parado a cualquier conductor para agarrar su auto y luego devolvérselo, como en las películas, era divertido hacerlo. Pero no lo había traído. Siempre debía llevar mis papeles conmigo, pero supongo que no pensé en eso. Si lo hacía sin mi permiso, resultaría ilegal. Así que simplemente seguí corriendo.
Llegué agotada a la escuela, era de noche y estaba solitaria, tenía un aspecto tétrico y tenebroso. Y no había nadie, ya se habían ido. Seguramente estaba exagerando y hoy nada sucedería.
Respiré agitada, había corrido mucho. Miré a todos lados, burlar la seguridad aquí era fácil.

— Seguramente no paso nada, dejaste a Patricio solo sin razón. ¡Buena esa Sheyla ! – Hablé par mi misma y pensé por unos segundos, ¡Claro! Las cámaras de seguridad.

Corrí rápidamente, de nuevo, revisé la escuela asegurándome de que no hubiera ningún sospechoso o testigo, aunque, a decir verdad, no creo que hubiera alguien en una escuela a la una de la madrugada. Subí hasta el cuarto de cámaras, ¿En serio tenía contraseña? ¿Qué? Oh vamos, ¿Por qué para ver los videos de seguridad necesitaba una maldita contraseña?
Frustrada di un golpe a la maquina. Una idea apareció en mi cabeza y rápidamente violé el sistema de seguridad, ¡Qué tonta! Me había preocupado por nada, ya que me habían enseñado a violar, hackear y curiosear en sistemas. Mi entrenamiento había sido muy completo.

Puse el vídeo en cámara rápida y no noté nada raro. Hasta que apareció una cabellera rubia, larga. Se veía desde arriba, por lo tanto no pude notar su maldito rostro. ¡¿Cómo ponen cámaras tan arriba?! Incompetentes. ¡Touche! Ahí estaba Antonio junto a la chica rubia. Se dieron un… ¿Beso? Sí, eso, un beso. Y se marcharon. Por otras cámaras pude ver como se marchaban en un auto, le di zoom. Pero no, la placa no se distinguía. ¿Será el carro de él?

Tomé mi Iphone, llamaría a Péter. Quince llamadas pérdidas, ojitos Sexys Parodi. Mi corazón se oprimió al saber que lo había dejado solo. La frustración se hizo aún más presente y di un fuerte golpe a la pared, maldita sea la hora en la que no acepté el auto común que Peter me había ofrecido para empezar. Con un auto todo hubiera sido más fácil. Tomé las cintas, como evidencia y marqué a Peter.

— Sheyla, ¿Pasó algo? ¿Tienes evidencia? ¿Hubo otro secuestro?

— No estoy segura de si fue un secuestro, estoy en la escuela, Antonio, una de las víctimas, faltó a la fiesta. En la cámara de seguridad aparece yéndose con una rubia, delgada. Las cámaras están ubicadas desde un ángulo que no permite verle el rostro. Se van en un auto negro. No llegué a tiempo, tuve que irme a pie. Te enviaré las cintas por correo, manda a que las analicen. Necesitaré un equipo que rodee la ciudad buscando al chico, no podemos perder tiempo, sólo tenemos tres días para encontrar su escondite, o tendremos que esperar a la próxima semana.

— Sheyla sé que estás afligida, tranquilízate, hiciste lo que pudiste. Aunque te dije que usaras un auto normal en tus primeros días. No importa, ya el domingo te enviaremos un auto equipado con los artefactos de espionaje. Recuerda que eres una de las mejores agentes y que no según lo que vemos, no estamos tratando con un secuestrador profesional.

– Si, si hubiera sido profesional hubiera tapado las cámaras y se reuniría con la víctima en un lugar más privado y menos sospechoso. Pero… - Fui interrumpida por unos pasos, la seguridad seguramente, ya habían escuchado. – Chao Pet, mañana te llamo.

Me asomé por la puerta y oí atentamente para saber de donde provenían los pasos, sí, la seguridad. Venían subiendo.
Piensa rápido Angie, piensa. No tienes tu permiso, así que fácilmente puedes causar alboroto, así que… ¿Qué hago? Ya sé, ¡La ventana!
Dejé el sistema como lo había encontrado. Me asomé levemente y estiré un pie hasta tocar la rama del árbol más cercano, di un pequeño salto y me sostuve firmemente. Bajé sin problemas, balanceándome por las ramas, hasta llegar al piso. Mi pie se dobló con un movimiento raro.

— Maldito pie. – Susurré y sentí un raro dolor. Una gota llegó a mi nariz, lluvia. Miles de gotitas empezaron a cubrir mi cuerpo. Aún con dolor en el pie salí corriendo. Tenía que salir de esa escuela. Burlé a la seguridad de la puerta, de nuevo y me senté en una calle.

Estaba sola, un poco lejos de casa, mojándome. Sin carro, sin sombrilla, sin solución a mi misión y sin… Patricio.
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Suspiré poniéndome una toalla en mi cabeza, anoche había llegado muy tarde, así que decidí bañarme ahorita, en la mañana, bueno, tarde, ya que eran la 1:30 pm.
Tenía una camisa extremadamente corta, que quedaba más arriba de mi ombligo pero más debajo de mis senos. Un short también corto. Estaba en mi casa, estaba cómoda así. Mandé a un agente a llevar las cintas al correo, para que Peter las mirara cuando llegara. Unos doce policías recorrían la ciudad en busca de Antonio y posiblemente “Alexandra”. Y unos tres detectives buscaban pistas. Había dado la orden de que rodearan la escuela con cámaras escondidas, en todos los ángulos. Desde el estacionamiento hasta los salones y pasillos.

El timbre sonó, abrí los ojos como platos, ¡Había olvidado totalmente que Parodi vendría hoy a hacer el trabajo! Subí corriendo las escaleras y me coloqué la peluca, la acomodé y puse un poco del maquillaje especial. Corrí de nuevo hacía la puerta y sentí una punzada en el pie. Abrí rápidamente la puerta agitada y ahí estaba él, perfecto, como siempre.

— Parodi. Pasa – Sonreí.

— Moon. – Dijo con un tono que no distinguí, entrando. Me miró de arriba a abajo - ¡Wow! Tienes muy buen cuerpo Moon.

— ¿Ah? – Pregunté y bajé mi mirada para verme a mí misma, ¡Dios tenía una mini camisita y un mini short! La vergüenza se apoderó de mí e iba a salir corriendo a buscar un suéter, pero el dolor punzante volvió a mi pie y me tambalee. Rápidamente Patricio me agarró.

— Creo que te encanta estar en el piso, si no fuera por mí te hubieras dado más de un golpe. – Sonrió él y yo seguía avergonzada, asentí levemente y tome mi tobillo. - ¿Te duele el pie? Dios, Moon, tienes mala salud. Deberías ir al médico.

— Estoy bien, tranquilo. – Sonreí y me sostuve de su hombro para enderezarme. Con una mano tapé mi panza, cubriéndome. Él me pasó su suéter y me lo puso. Lo vi sorprendida. Al diablo con todo lo que decían de Patricio, no podía creer todo lo que decían de él. Conmigo era muy caballeroso. Más conmigo que con Moon, pero últimamente me ayudaba mucho también como Moon.
— No voy a dejar que subas las escaleras corriendo, puedes usar mi suéter. – Sonreí y él me tomó de la cintura, lo guíe hasta la biblioteca de la casa. – Por cierto, que linda es tu casa.

— No es mía. – Dije y me mordí la lengua, no estaba mentalizada a decir que esta era mi casa. Él me miro expectante. – Es decir, es de mis padres. – Reí nerviosa y él sonrió.

— ¿Qué paso con los anteojos?

— Nada, los tengo arriba. ¿Empezamos?

— Bueno, ¿Qué libro escogeremos? – Preguntó. Agarrando un montón de libros, como si fuera su casa, agarraba confianza rápido.

— Que tal si escogemos uno de espías, con acción y algo de drama y…

— ¿Espías? Oh vamos Moon, eso es muy irreal. Quiero tocar un tema real, algo que pueda pasar, si quieres acción y drama, podemos usar temas de detectives, son más reales que los espías.

— ¡HEY! Los espías claro que existen, son muy eficientes y es muy difícil ser uno, tienes que pasar un millón de pruebas y…

— Creo que estás viendo muchas novelas Moon. Eres muy rara, ¿Sabes?

— Si, lo sé. – Suspiré y callé. Obviamente casi había hablado de más, cuando toqué el tema de los espías. - ¿Y si leemos éste? Trata sobre el cáncer y…

— No, esos son temas que no me gustan tocar. – Desvió la mirada y yo lo seguí viendo fijamente.

— Bueno, y si lo hacemos sobre éste, trata sobre una pareja, qué se disuelve porque ella le miente, pero tenía muy buenas razones para mentirle. – Dije cambiando el tema, tenía ganas de meterme, pero no quería incomodarlo.

— ¿Cómo termina? A decir verdad yo no la perdonaría, la mentira es lo más horrible que existe, odiaría a cualquier persona con la que me involucrara y ella me mintiera. – Tragué saliva fuertemente, escuchándolo decir eso. Él me odiaría si se enterara, pero él nunca se va a enterar. Yo simplemente, un día, me iré. No es que me importara demasiado, a decir verdad Patricio despertaba unas raras sensaciones en mí, no podía decir que era “Amor” pues apenas lo conocía de unos seis días. Pero había una atracción. Sin embargo, en este trabajo, ya estaba acostumbrada a dejar y encontrar gente. Aunque la simple idea de que Pats tuviera muchas mujeres me carcomía por dentro.

— Pues termina en una fiesta, se vuelven a ver después de mucho y ella lo disculpa.

— Ah, una fiesta... – Solté el libro y sorprendida lo miré, su tono había vuelto a ser triste. Como cuando nombre el cáncer.

— ¿Qué paso Patricio?

— Nada que te importe.

Abrí los ojos sorprendida, otra vez estaba antipático, pero ¿Será por la situación de ayer? Tomé su rostro entre mis manos e hice que me mirara.

— Patricio, sé que no somos amigos, pero tú me ayudaste ayer cuando me desmayé, déjame ayudarte hoy.

— No es nada Moon, sólo qué… Quería que ayer fuera un día muy especial. Invité a una chica, que por cierto tiene tu mismo nombre, a la fiesta de Sully y ella… salió corriendo de repente, como si estuviera asustada. Como si ocultara algo. Me dolió que luego no contestara ninguna de mis llamadas. Quedé preocupado, pero a ella simplemente no le importó.

— Pero seguramente debió haber tenido una muy buena razón, tranquilo.

— Es que no entiendes, ella, ella es la primera chica que llama tanto mi atención. Es diferente. Sus ojos revelan todo y a la vez nada. Es más… Sus ojos son como los tuyos, es muy extraño. – Sonreí nerviosa, él ya estaba notando algunos parecidos. Él apartó mi mano de su rostro. – Lo siento, hablé de más. Ya tengo que irme, adiós Moon, por cierto, de nuevo, lindo cuerpo. No sé para que en el instituto te veas tan… Diferente, pero lo pensaré dos veces antes de volver a decirte plana. – Rió y yo reí con él, no me molestaba ese comentario.

— Patricio, ¿Quieres un libro de detectives? Podemos hacerlo sobre “Nomeolvides” de Sienna Anderson. – Él sonrió y asintió, lo acompañé hasta la puerta, medio cojeando y me despedí de él, intenté darle su suéter pero él dijo que me lo quedara, que no importaba. Quedamos el miércoles en su casa.

Coloqué los libros en su lugar, leer era tan fascinante. Es adentrarse en una historia y vivirla, tal y como si estuvieras en ella. Muchas veces quisiera poder vivir una de las tantas historias de los libros, pero eso no iba a ser posible. Después de todo, mi vida está programada para ser una agente siempre. No tenía tiempo para nada más. Pero sin quererlo, Patricio se estaba adentrando cada vez más y más en mi tiempo, en mi mente y, aunque me costara admitirlo, en mi corazón.

Chicas e cambiado personajes ahora son sully angie Natalie Meli y L a peque mejor que son mas amigas de shey shey